desde el CuBil

H ace algunas semanas pude ser testigo del inicio de las cosas. De las metas y los riesgos que implicaba ser el primero o hacer primero las cosas, siempre me pregunté, como era APEUCS en sus inicios y ciertamente, hace algunas semanas, pude imaginarlo, pude verlo…

U na vez pregunté, como se habría sentido el primero de todos nosotros, que habría pasado por su cabeza cuando se presentó el primer “no”, como hizo para levantarse tras la primera caída, y sólo una parece ser la respuesta; nunca estuvo solo…

A quella mañana de invierno, estaba entusiasmado, iba a ser parte de un inicio, de un primer trabajo, de una demostración de presencia, fuerza y dedicación; Huacho me demostró aquella respuesta que recibí meses atrás, me demostró que no están solos, que ninguno de nosotros lo está, y que es por ello que las cosas salen bien…

C apital de la Hospitalidad, supe que no es vano ese nombre, la comida, la gente, incluso el clima nos abrieron sus brazos y mostrándonos una enorme sonrisa nos enseñaron que el verdadero brillo de nuestra asociación no se encuentra en nuevas y grandes estructuras, sino en el espíritu con el que se hacen las cosas y se cumplen los objetivos.

H ace algunas semanas, fui parte de ese espíritu universitario que vio con nuevos ojos el mundo de la publicidad, que aprendió su utilidad convertida en factor de influencia. Fui parte de ese número de personas que se dejo influir por APEUCS, que fue parte de APEUCS.

O cacionalmente no lo hacemos, ocasionalmente olvidamos, vemos solo los problemas y cerramos los ojos a las soluciones y a las personas que nos pueden ayudar a encantarlas; y si abrieras los ojos…si entendieras que no estas solo…si recordaras al primero de nosotros…si miras al norte…